En la vida, como en un libro, hay diferentes ciclos. En los libros los llamamos capítulos o secciones. En la vida los conocemos como etapas. ¿Cuántas veces escuchamos frases como “disfrutá cada etapa” o “cada etapa de la vida tiene sus cosas buenas y malas”?
En los libros pasa lo mismo.
Como los ciclos, como los capítulos, como las etapas, los momentos se van sucediendo y estamos convencidos de que todo pasa por algo. Que si algo no nos sale en un primer momento, por algo es. No debemos perder las fuerzas ni las esperanzas y debemos intentarlo otra vez. Si sale, tenía que salir. Sino, no era para nosotros. A veces cuesta entenderlo. Pero con el tiempo, nos damos cuenta del por qué fue así. Lo mismo ocurre con las personas que nos cruzamos en el camino, con las amistades que se forjan o que desaparecen y con los proyectos.
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Una tarde-noche, mientras estábamos en la casa de una familia en Mérida, Venezuela, justo antes de seguir camino a dedo hacia Colombia, Marco Antonio, el papá de la familia tuvo con nosotros una interesante conversación. Nos dijo que el hombre tiene cinco edades: