Viajar sin diccionario

 

Una de las preguntas que más nos hicieron en las presentaciones del proyecto educativo, en las entrevistas y en nuestros reencuentros en Buenos Aires fue: ¿Cómo hacían para comunicarse? ¿Cómo se las arreglaban con los idiomas?
Nosotros, muy frescos, les respondíamos: “Nada”. Es que en realidad, no hacíamos nada en especial, sólo teníamos algunos tips.

La experiencia y el sentido común nos decían que si del otro lado hay un ser humano la comunicación es posible. Sabemos que no sólo existe el lenguaje escrito u oral, sino que también está el lenguaje de las señas. Si a eso le sumamos un poco de imaginación, paciencia y sentido del humor… ¡la comunicación es posible! Y no sólo las señas con las manos, sino también los gestos. Todos los músculos que tiene nuestra cara nos permiten transmitir miles de sensaciones. ¡Aprovechémoslos!
Obviamente que no será fácil, mejor dicho, será casi imposible, hablar así de filosofía, política, historia o problemáticas sociales, por mencionar algunos temas. Pero sí vamos a poder conseguir sacar un ticket de bus o tren, conseguir un descuento, un lugar donde dormir o un plato de comida.

A continuación algunas anécdotas y consejos.

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